10 errores garrafales al organizar tu boda

Organizar su boda puede ser una aventura apasionante para muchas parejas, que en la mayoría de los casos acaba convirtiéndose en una carrera de obstáculos, nervios y decisiones erróneas hasta llegar al día B exhaustos y estresados. El mejor consejo que puedo darte es que contrates a un profesional, una wedding planner, que te libere de esa pesada carga, que te libre las tareas difíciles para que recuerdes el día de tu boda como uno de los días más felices de tu vida, no como el final de una carrera de fondo.

No obstante si decides seguir adelante, te interesa saber cuáles son los errores más comunes que las parejas cometen cuando organizan su propia boda.

1. La mayoría de los errores tienen que ver con el tiempo, y lo que debes tener en cuenta desde ya es que cuanto menor sea el tiempo con el que planifiques tu boda mayor será el número de cosas a las que tendréis que renunciar.

2. El orden sí importa. La primera decisión que debéis tomar es la fecha de vuestra boda, después el número de invitados. Una vez tengamos claros estos dos datos tendréis que buscar el sitio donde se oficiará la ceremonia y por último el lugar dónde ofreceréis la recepción a vuestros invitados. No tendría sentido elegir una finca para la recepción y que no haya disponibilidad en las inmediaciones para la ceremonia religiosa. O que cuando hagáis la lista de invitados os deis cuenta que no caben en el restaurante que habéis reservado.

3. Nunca, nunca, nunca se debe reservar el catering, el restaurante, el hotel o donde sea que decidáis agasajar a vuestros invitados sin haber probado previamente la comida. Una vez que señalicéis, la decisión es irreversible y puede ocurrir que el día que vayáis a probar la degustación para elegir el menú de vuestra boda, descubráis que la comida no está a la altura de lo que esperabais.

4. Muchas parejas, una vez que han cerrado fecha, número de invitados, lugar de ceremonia y recepción, se relajan pensado que les queda un largo año por delante y pasan por alto un factor fundamental en toda boda: los invitados. A no ser que seáis un poco excéntricos o unos verdaderos anacoretas querréis celebrar vuestra boda acompañados de vuestros familiares y amigos, por lo tanto cuanto antes les hagáis participes de la fecha del enlace, mejor; sobre todo si tenéis invitados de fuera de vuestra ciudad o país, algo cada vez más habitual. En ese caso es altamente recomendable enviar un «save the date«, reserva de fecha, con 6 meses de antelación, 9 si es temporada alta, con el que informamos a nuestros allegados que hemos decidido contraer matrimonio, la fecha elegida y la ciudad. Así vuestros futuros invitados podrán hacer las reservas de avión y hotel, y planificar días extra de vacaciones, si viven en el extranjero, para asistir a vuestra boda.

5. Elegir el vestido de novia es una de las decisiones más emocionales que tomaremos, es nuestro gran día, el día soñado queremos estar espectaculares, y precisamente por eso lo más fácil es equivocarse ¡Lee con detenimiento: 10 errores al elegir tu vestido de novia, y serás una novia deslumbrante!

6. Hacer participe a vuestra familia más cercana de cada detalle de vuestra boda no es una buena idea, por un lado les priváis del elemento sorpresa y por otro serán un fuente incesante de interferencias. Con la mejor de las voluntades querrán deciros cómo hacer las cosas, qué elegir, a quién invitar, y será una fuente de tensión extra por no saber o querer decir que no, y corréis el riesgo de que finalmente vuestra boda no responda a vuestros sueños sino al de vuestra familia. Recordad en todo momento que vosotros lleváis las riendas y, si necesitas consejo, recurrid a un profesional. Muchas wedding planners disponemos de un paquete de horas para dar asesoría a las parejas que se encuentran un poco perdidas, estresadas o superadas por la situación.

7. Las invitaciones de boda deben estar en casa de vuestros invitados dos meses antes de la fecha de vuestro enlace, y además de ser muy monas, estar en armonía con el resto de la boda, deben contener toda la información relevante para que vuestros invitados acudan a la cita con las ideas muy claras. Es imprescindible detallar el «dress code«, la etiqueta, para señoras y caballeros, plano del lugar, si ofrecemos transporte para llegar al lugar de recepción, hoteles recomendados en las inmediaciones. No es una sensación deseable que nuestros invitados días antes de la boda no sepan si la boda es de mañana o de tarde, si deben ir con vestido de coctel o largo, smoking o chaqué, con pamela o tocado. ¡Ponédselo fácil!

8. Una boda es un evento efímero, un año de preparación que pasa muy deprisa, y cuando volvéis de vuestra luna de miel lo único que os quedará, además de vuestros recuerdos, serán las fotografías y videos. No dedicar suficiente presupuesto, ni tiempo para elegir a los mejores profesionales es un error que no os podéis permitir porque no habrá una segunda oportunidad para inmortalizar los mejores momentos de vuestras vidas.

9. Dos semanas antes de la boda debéis tener el número exacto de invitados, con nombres y apellidos, para poder elaborar el «seating plan», la organización y distribución de las mesas. Algunos de vuestros invitados habrán olvidado confirmar, así que tendréis que llamar uno a uno, preguntar si vienen acompañados de niños y si alguno de ellos tiene algún tipo de intolerancia alimenticia.

10. Puntualidad: cuando se representa una obra de teatro los actores que son los protagonistas se afanan por agradar a su público. En vuestra boda los protagonistas sois vosotros, pero vuestro público, los invitados, merecen ser tratados con el máximo respeto y consideración. Pocas cosas hay menos respetuosas que hacer esperar a vuestros invitados. ¿Queréis que vuestros amigos recuerden vuestra boda porque empezó con dos horas y media de retraso? ¿Que el pescado se sirva seco y frío porque la novia decide que es su día y los invitados pueden esperar 45 minutos más para empezar el cóctel, sólo para hacerse la interesante?

El día B después de haber trabajado durante semanas para organizar tu boda debes contar con ayuda extra, alguien ajeno a la familia. No podéis delegar una responsabilidad tan grande en un familiar, además de que no podría disfrutar de la boda. Debe haber alguien que coordine todos los proveedores, que se anticipe a los problemas que puedan surgir, que cuando surjan los resuelva con maestría y sangre fría, con un plan B listo para ejecutar.

¡Pon una wedding planner en tu boda! Si a nadie se le ocurre cocinar personalmente el menú de su boda, poner la mesa o lavar los platos ¿por qué ocuparse del resto? Déjalo todo en manos de un profesional y tú sólo disfruta de Tu Día Perfecto.

¡Hasta pronto!